por Gabriela Cruz del Colectivo La Palta para el Diario del Juicio
Y así, desde noviembre del año pasado los testigos de lo que
se conoce como “La
Megacausa Jefatura II Arsenales II” empezaron a declarar
frente al Tribunal Oral Federal (TOF). Cada uno fue aportando desde su lugar
relatos que empezaron a armar este gran rompecabezas de dolor que hace a la
historia argentina. Lo que hoy se conoce lisa y llanamente como la Megacausa , empezó a
hacerse realidad reivindicando las historias de más de 200 víctimas. Así están
siendo juzgados 41 imputados, que incluyen no solamente militares y policías
sino también civiles y un miembro de la Iglesia. Con más de 400 testigos el TOF se
convirtió en el lugar físico donde la historia negada, callada, exige justicia.
Los relatos fueron estremecedores, los testigos que hasta el
momento declararon fueron los sobrevivientes y familiares de detenidos
desaparecidos que pasaron por el ex Centro Clandestino de Detención (CCD)
Jefatura de Policía. Así se escuchó a los obreros de los ingenios tucumanos, a
los delegados sindicales, a profesionales, vecinos, amigos, hijos, hermanos.
También se escuchó las declaraciones de los testigos de contexto, como el
periodista Marcos Taire, y de testigos expertos como la Licenciada Fabiana
Rousseaux.
Ya, sobre el final de esta primera etapa dedicada casi
exclusivamente al ex CCD Jefatura, se realizó el reconocimiento de esas
instalaciones. De la inspección ocular participaron Oscar Conte, Juan Fote,
Raúl Elías, Luis Gallardo y Carlos Soldati. Cada uno de ellos pudo indicar los
espacios que reconocieron, por dónde ingresaron, dónde “perdieron” su nombre y
se convirtieron en un número, dónde los torturaron. Allí, prácticamente en
pleno centro tucumano, donde una pared separaba la vida de “lo otro”, estos
cinco testigos víctimas revivieron los momentos más dolorosos de sus vidas.
Las últimas semanas estuvieron plagadas de dilataciones,
postergaciones y reprogramaciones de testigos. Las defensas buscaron los mil y
un artilugios para evitar que un testimonio clave como el de Oscar Conte sea
escuchado por la audiencia. Y es que de los 78 días de cautiverio, más de 50 lo
tuvieron en “La Jefatura ”
luego fue trasladado a Arsenal Miguel de Azcuénaga. En su paso por los dos CCD
vio a Graciela Bustamante de Argañaraz y a María Isabel Giménez, también
escuchó que nombraron a José Ariño. Además, en su declaración dejó claro cómo
funcionaba el sistema de represión y de exterminio, cómo todo pertenecía,
evidentemente, a un plan sistemático diseñado para sembrar el terror y acabar
con la vida.
Hoy se abrió a otra etapa en la Megacausa , una etapa,
sin lugar a dudas, íntimamente relacionada con la anterior. De eso también dio
cuenta el testimonio de Oscar Conte. Pero esta etapa, además, está signada por
impensables aberraciones y por la muerte. Una muerte pensada deliberadamente,
buscada y planificada. Aquí los mecanismos más siniestros de torturas tenían
como fin matar en vida y luego liquidar los cuerpos. Desaparecerlos.
Los testimonios que se esperan
estarán relacionados a lo que se vivió en el Centro de Detención y Exterminio
conocido como Arsenales. Allí donde el represor y genocida Antonio Domingo
Bussi decidía sobre la vida y la muerte. Allí donde el límite humano fue
llevado al extremo, el límite de la humanidad y de la resistencia.
Acompañar a los testigos que después
de tantos años se presentan a contar y revivir su propio horror es casi un deber.
Porque esa historia, que tantas veces se mostró como si fuese de “otros”, en
realidad es de todos. Muchos dejaron su vida en la búsqueda de justicia y
verdad, por eso existen testimonios que serán escuchados por lectura. Muchos
todavía tienen miedo y le hacen frente, otros dudan y necesitan quizás, una
mano que los sostengan para atravesar ese miedo. Todos “somos” parte de esta
sociedad que no solo tuvo una generación diezmada sino que sufrió un profundo
daño transgeneracional; una herida social que, como dijo la Licenciada Rousseaux ,
no prescribe.
Los años de lucha y de espera no
pueden, no deben ser en vano. Esa justicia tantas veces buscada, tantas veces
pedida y exigida hoy tiene la oportunidad de hacerse realidad. No es la
justicia para otros, es la justicia que esta sociedad se merece. Es la justicia
que todos “nos merecemos”.
*Con tu DNI podés acompañar los
testigos y presenciar las audiencias
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